El Auditorio de la Reforma a punto de derrumbarse.

• Se encuentra prácticamente en ruinas y en completo abandono.
• Ni el gobierno del Estado, ni el Ayuntamiento de Puebla han mostrado interés en su rescate.
• ¿Algún negocio en puerta?

Hace unos meses, durante la pasada administración estatal  marinista, se habló de rescatar el auditorio de la Reforma, un orgullo hasta hace unos años, en donde se dieron lo mismo espectáculos artísticos, que eventos sociales, políticos y escolares.

Primero el gobernador Manuel Bartlett ideó y construyó el Centro de Convenciones, lo que quitó “clientela” al añejo y tradicional Auditorio de la Reforma, que por cierto está en  el corazón histórico de la defensa nacional contra la invasión francesa de aquél 5 de Mayo de 1862.

Luego Melquiades Morales Flores construye el auditorio Siglo XXI, cuya administración entrega a concesionarios de una televisora local. Por allá en la zona de moda, en Angelópolis.

Con mayor razón, el Auditorio de la Reforma va perdiendo interés para quienes llevan a cabo eventos de todo tipo, sobre todo espectáculos artísticos.

Más recientemente, el rector de nuestra Máxima Casa de Estudios Enrique Agüera Ibáñez construye el Complejo Cultural Universitario, igual en la zona de Angelópolis, donde edifica un hermoso auditorio con lo más moderno de la tecnología para todo tipo de eventos.

Una vez más, el añejo Auditorio de la Reforma queda a la zaga, poco a poco va quedando en el olvido. Al paso de los años ya nadie se acuerda de él. O quizás si hay alguien que se acuerde, no del auditorio en sí, sino del espacio que ocupa para algún “negocio”,  por lo que se puede apreciar, queda en el completo olvido a propósito, para que el tiempo y el abandono y la falta de mantenimiento  hagan su trabajo.

Hoy el Auditorio de la reforma está a punto de venirse abajo. En las puertas de acceso al recinto, permanecen como mudos testigos del peligro que representa para propios y extraños, sellos de clausura de la dirección de Protección Civil de la administración Municipal última pasada, la de Blanca Alcalá. Obviamente ni el Gobierno del Estado ni el Ayuntamiento de Eduardo Rivera  le han prestado la mínima atención.

¿La idea de dejarlo en el abandono es para que cuando se caiga, ese lugar sea ocupado para algún negocio?  Nada más es una pregunta.