lunes, 15 de agosto de 2011

Palabras de Javier Sicilia frente al Senado; Pasos por la Paz

Frente al Senado de la República, al termino de la Caminata Pasos por la Paz
Javier Sicilia
Quiero compartir con todos los que estamos aquí un poema de Elsa Cross, “Sangre”: “No
se lava la sangre./ El agua que la toca se vuelve roja,/ el aire esparce sus sueros ácidos./ No
se lava la sangre./ Si se juntara toda/ correría escalones abajo,/ iría como un río/ entre sus
cauces negros/,/ ensordeciendo,/ anegando,/ empañando la vida”. En nombre de nuestros muertos y desaparecidos, cuya memoria obliga a no olvidar su sangre derramada que siguecorriendo, pido un minuto de silencio.
Nuestro país está profundamente herido a causa de una guerra atroz entre bandas
criminales, un Estado erosionado por la corrupción, y un gobierno extranjero que no ha
dejado de alimentarla en nombre de sus armas y de su consumo de drogas.
Cada mañana nos enteramos de nuevas muertes –50 mil, 60 mil…--, y de nuevos
desaparecidos –10 mil, 11 mil…--. Son las cifras de una aritmética de la crueldad, el horrory el desprecio que no pueden ocultar más el profundo drama que vivimos en México
Ese dolor y esa sangre de nuestros muertos que nos hiere y nubla la mirada son más
elocuentes que todos los gritos, que todas las consignas, porque han derribado los muros de una estadística que, en su frialdad numérica, en su “parte de guerra”, ha pretendido despojarnos de los lazos más íntimos que definen la memoria y que son los nombres y los rostros de nuestros muertos. Nadie puede guardar un secreto sin que llegue a descubrirse, y lo que los poderes han querido ocultar durante más de cuatro años detrás de las puertas de las estadísticas, de las oficinas de sus bunkers, de los sótanos del crimen organizado, ahora grita en las calles, en las carreteras, en los zócalos, en los recintos del Estado y en las ventanas de los medios de comunicación.
Con esa memoria recobrada que clama por la paz y la justicia, las víctimas, a lado de
muchos hombres y mujeres de buena voluntad, hemos caminado juntas cruzando los territorios de los asesinos y nos hemos levantado ante ellos para señalar la imbecilidad de sus crímenes e impedir que el infierno en el que han convertido sus vidas se propague más destruyendo a nuestros jóvenes y a nuestros niños. No aceptamos el hostigamiento, la amenaza ni el chantaje de quienes atentan y destruyen el alma de nuestras comunidades y lalibertad de lo cotidiano y de sus ritmos.

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