miércoles, 1 de abril de 2015

SABERSINFIN

Meditación, acción para la transformación.
“Medito en el silencio y la quietud.
Medito para la acción”.
Abel Pérez Rojas.
Equivocadamente se piensa que meditación es a la vez sinónimo de espiritualidad y de inacción social.  Craso error.
Luis Razeto, autor de Espiritualidad y acción social: entre el verticalismo y el horizontalismo, lo clarifica muy bien: “No hay acción social auténtica sin espiritualidad; no hay verdadera espiritualidad sin acción social consecuente”.
Por supuesto que la meditación tiene una intención original de propiciar las condiciones para que el individuo vaya a su interior, y en las profundidades de su ser ponga orden en sus pensamientos y pueda esclarecer su verdadero yo. Esto es aislamiento e introspección, pero sólo se convierte en virtud si contribuye a la vida de los demás y en la evolución planetaria.
La semana pasada entrevisté a Dada Anuvratananda, monje de la tradición Ananda Marga, quien en un breve pasaje retomó este vínculo entre meditación y acción social.
Anuvratananda enfatiza que quienes meditan caen en cuenta de la necesidad de que las barreras de cualquier índole deben desaparecer, pues es evidente que en el fondo todos los seres humanos estamos unidos entre sí y con el Universo.
Lamentablemente, entre más sembramos diferencias y divisiones entre los seres humanos más nos alejamos de nuestro origen y de la posibilidad de evolucionar, individual y colectivamente.
Convivir con el medio ambiente y asumir que cualquier daño que le causemos se nos revertirá, servirá como directriz para orientar y promover: la educación incluyente, la diversidad en el arte, la producción cooperativa centrada en la planeación de las personas de la localidad, así como la ciencia y la tecnología al servicio de la humanidad consciente.
Sólo controlando nuestros impulsos y ansiedades podremos dialogar y conciliar para conseguir la acción social, eso lo obtenemos a través meditar.
Por otra parte, el ahorro e inversión inteligente provienen del restablecimiento de la paz interna, porque ¿a poco no gran parte de nuestras compras son absurdas y provienen de un bombardeo mediático que nos siembra fatuas y ficticias necesidades?
Empezar a meditar, como algo a nuestro alcance, nos puede acercar a escenarios ciertamente utópicos, pero vitales, como lo describe magníficamente Razeto: “La plena realización de la sociedad humana la habremos alcanzado cuando hayamos construido una sociedad solidaria, una Civilización del Amor. En ella, la economía, la política, la cultura, las ciencias y todas las dimensiones de la vida, estarán unidas y serán de todos”.
Más que interesante ¿o no?
Abel Pérez Rojas (@abelpr5) es doctor en Educación Permanente. Dirige: Sabersinfin.com.


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